24 julio 2007

Tapa de la revista “El Gráfico”, de Argentina, que muestra la estampa inconfundible de Arsenio Erico, en el Independiente de los ’30.

Arsenio Erico sigue dando saltos en el recuerdo



Desde hace 30 años, una sencilla cruz en el cementerio bonaerense de Morón vela los restos de quien es recordado hasta hoy como el más grande futbolista que ha visto nacer esta tierra: El incomparable Arsenio Erico. Ayer se recordó un aniversario más de aquel día, en que una estrella se encendió para no apagarse jamás.





Nacido en Asunción, Paraguay, el 30 de marzo de 1915, Arsenio Pastor Erico Martínez, falleció a la edad de 62 años, el 23 de julio de 1977, en la capital argentina, donde vivió sus mayores glorias en el fútbol y también sus años de retiro, junto a su esposa, Aurelia Blanco (argentina, fanática de Independiente), quien al decir suyo, fue la única que logró frenarlo “en el área del matrimonio”.

Nunca será suficiente todo lo que se ha escrito acerca de la vida de un grande entre los grandes, como fue Arsenio Erico. Por el contrario, es un compromiso ineludible para las generaciones que lo sucedieron, mantener viva la llama de su magistral talento para el fútbol y de su proverbial calidad humana, que lo hicieron depositario de un caudal incalculable de afecto, que va desde el más humilde amante de este deporte, hasta de sus más ilustres exponentes, como es el caso palpable del gran Alfredo Di Stéfano, quien llevará un día a la eternidad su declarada admiración por el goleador paraguayo, de quien llegó a decir que era más que el mismo Pelé.

Erico despertó la admiración a su paso, desde su debut en Primera, integrando el equipo de su querido Nacional, a la tierna edad de 15 años. En pleno despegue de su fenomenal carrera, la fatídica Guerra del Chaco, fue su primer obstáculo, apenas dos años después de su debut histórico. Como paraguayo de ley, que siempre demostró ser, el joven Arsenio se ofreció para cambiar los botines por el “zapatón” que daban a los reservistas que irían al frente de batalla.

Pero, sus 17 años y su ya reconocida calidad futbolística, hicieron que en vez de ser reclutado para las tropas, lo fuera para integrar una selección de la Cruz Roja Internacional, para realizar una gira con el fin de recolectar fondos para los damnificados por la guerra.

No eran tiempos propicios para el desarrollo del fútbol paraguayo y de sus figuras, pero aquella gira de la Cruz Roja, que abarcó provincias argentinas y uruguayas, le valió a Erico ser visto por gente del cotizado fútbol rioplatense, que de inmediato mostró interés en él. Específicamente, le habían “echado ojos” dirigentes del River Plate e Independiente, de la Argentina, en especial estos últimos, que consiguieron hacerle firmar el histórico contrato profesional que lo mantuvo ligado a los “Diablos Rojos” por más de una década de esplendor, de quien fuera llamado en el país vecino “el paraguayo de oro”, brillando con luces propias junto a luminarias del balompié argentino, como Vicente De La Mata, José Vilarino, Maril, Antonio Sastre y Juan José Zorrilla, con quienes conformó una de las delanteras más goleadoras de todos los tiempos.

Ya con edad para el enrolamiento militar, los argentinos le consiguieron un permiso especial con el Ministerio de Defensa paraguayo, gracias al cual el máximo futbolista guaraní pudo empezar su brillante carrera en ese país.

PINTORESCOS SOBRENOMBRES

Una de las cosas llamativas en la personalidad de Arsenio Erico constituyen los sobrenombres con que la prensa y la afición lo bautizaban y conste que, como lo dice el mismo Erico en uno de sus últimos reportajes, “el fútbol no tenía la tremenda difusión de ahora”. Le llegaron a llamar: “Saltarín Rojo”, “Hombre de Goma” (por su gran habilidad y destreza en los saltos), “El Mago”, “El Aviador”, “El Duende Rojo”, “Diablo Saltarín”, “Rey del Gol” y tantos otros apodos.

“No hay futbolista contemporáneo que tenga un perfil parecido al de Erico, ni siquiera Pelé”, afirman expertos. Un ejemplo que los de hoy deben imitar.

DOS ANÉCDOTAS DEL GRAN GOLEADOR


Muchos son los hechos resaltantes en la carrera futbolística del gran Arsenio Erico. Recordamos dos de ellas.

* Los 43 goles. Erico mantiene el récord absoluto de máximo goleador en el fútbol argentino, con 293 goles. En el ’37 había hecho 47; al año siguiente, ya tenía 43, cuando unos periodistas amigos le propusieron quedarse en esa cifra y así plantearían a una marca de cigarrillos “43”, que le concedan un premio especial. Así fue y según recordaba, le dieron de premio la suma de 2.000 pesos, una pequeña fortuna por entonces.

* No a la nacionalización. Antes del Mundial del ’38, en Francia, le propusieron a Erico nacionalizarse argentino para jugar por la selección, con mucho dinero de por medio. Erico dijo simplemente que no. Antes que nada y por sobre todo, era paraguayo.



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